La mayoría de los genes responsables de la resistencia de los chinches a los métodos con los que contamos en la actualidad para su exterminación, se encuentran en su piel.

Estos pequeños insectos, que viven escondidos en casas y hoteles, cuentan con un sistema de protección más allá de su forma, plana y que les permite esconderse en sillones, camas, ropa y todo tipo de mobiliario. Si piel cuenta con unos genes activos en la cutícula que bloquean la entrada del insecticida a las células nerviosas, lo que les causaría la muerte. Además de esta primera línea de defensa, los chinches cuentan con una protección adicional más allá de la armadura.

Estos datos se desprenden del estudio que ha realizado el equipo de la Universidad del Estado de Washington en colaboración con la Universidad de Kentucky liderado por el Doctor Fang Zhu. Para realizarlo, estudiaron 21 poblaciones de chinches de las ciudades en Ohio y Kentucky que sufrieron varias plagas.

Entre sus conclusiones, destaca que para poder evitar las plagas de estos molestos seres, sería necesaria la gestión integrada de plagas, con un uso cuidadoso los plaguicidas y el sentido común. Entre las medidas recomendadas, señalan el orden el la casa, limpieza de polvo y residuos, lavar la ropa de cama en agua caliente y sellar las grietas y hendiduras para evitar su entrada.