COSAPLAG S.L. cumple este año 10 años como asociado de ANECPLA. Hablamos con Claudia Ámez Lozano arquitecta y representante sobre el trayecto recorrido.
¿Cómo y con qué propósito nació COSAPLAG S.L.?
COSAPLAG S.L. es una empresa familiar, fundada en 1994 por Máximo Ámez Muñiz, tras adquirir experiencia profesional en una empresa nacional del sector. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de conocer de cerca las necesidades del mercado, especialmente en Galicia, donde comenzó a trabajar poco después de iniciar su trayectoria. Al desempeñar distintas funciones y conocer bien tanto el terreno como a los clientes, decidió dar el paso de emprender y establecer su propio proyecto, con la idea de ofrecer un servicio más cercano, en el que el cliente pudiera tratar directamente con el profesional.
Otro punto que impulso el nacimiento de Cosaplag, fue la necesidad de ofrecer un servicio de mantenimiento a un coste fijo, algo que consideraba fundamental para generar confianza y garantizar un control preventivo eficaz. Esta observación fue clave en la filosofía de COSAPLAG desde sus inicios.
Los comienzos no fueron fáciles. En aquel entonces, el control de plagas era algo desconocido para la mayoría; se iba puerta a puerta ofreciendo el servicio y, salvo quien realmente tenía un problema con ratones o cucarachas —los servicios más demandados en ese momento—, muchos se lo tomaban a broma. Sin embargo, con el tiempo el sector ha evolucionado enormemente, y lo que antes era una opción hoy es una exigencia sanitaria, especialmente en la industria alimentaria.
Lo que comenzó como una forma de trabajar se ha convertido, tres décadas después, en una empresa consolidada, comprometida con la sanidad ambiental y con un trato directo y humano como sello de identidad.
¿Cuáles son los principales servicios que ofrece y qué los diferencia en el mercado?
En COSAPLAG S.L. nos especializamos en el control integrado de plagas, siendo nuestros servicios más demandados la desratización, desinsectación y desinfección,
especialmente en el sector industrial, con un enfoque particular en la industria alimentaria. También somos especialistas en el control y prevención de legionella, un área en la que contamos con una sólida experiencia y alta demanda.
Aunque nuestra sede está en Pontevedra, desde donde comenzamos nuestra actividad, actualmente prestamos servicios en toda la comunidad de Galicia, atendiendo a una amplia variedad de clientes y sectores.
Lo que realmente nos diferencia es el trato cercano y personalizado que ofrecemos. Apostamos por la rapidez, la disponibilidad y la confianza, y trabajamos para que cada cliente se sienta acompañado y bien asesorado en todo momento. Nos gusta conocer a fondo el negocio de cada cliente para poder ofrecer soluciones reales, efectivas y adaptadas. Valoramos la tecnología como herramienta de apoyo, pero creemos que el servicio humano, la experiencia del equipo y la implicación en cada caso, son lo que marca la diferencia. Prueba de ello es que todavía seguimos trabajando con muchos de nuestros primeros clientes, que confían en nosotros desde nuestros inicios.
¿Qué beneficios ha supuesto para tu empresa formar parte de la asociación?
Para nosotros, ANECPLA es sinónimo de apoyo y unión. Contar con una asociación como esta nos da respaldo en todo momento, y nos permite estar conectados con otras empresas del sector para compartir experiencias y enfocarnos en las mejoras que nos afectan a todos. Nos ayuda a mantenernos actualizados con los cambios del sector y nos da claridad sobre lo que está ocurriendo en el mercado.
Un aspecto clave es el apoyo en temas burocráticos. Cuando surgen dudas o necesitamos resolver cuestiones legales o normativas, ANECPLA siempre tiene respuestas claras y ajustadas a nuestra situación. Además, juega un papel muy importante dando voz a las empresas del sector, representándonos ante las administraciones y participando en la elaboración de normativas que nos afectan directamente. Es una tranquilidad contar con su orientación, especialmente cuando se trata de temas que podrían ser complicados o ambiguos.
¿Cuáles son los mayores desafíos y oportunidades que enfrenta el sector de la Sanidad Ambiental en la actualidad?
Desde mi punto de vista, uno de los mayores desafíos y, a la vez, una gran oportunidad para el sector es la normativa. Cada vez nos enfrentamos a normativas más estrictas, plagas más resistentes y a productos químicos menos agresivos, lo que nos obliga a adaptarnos constantemente y buscar nuevas soluciones. Es importante en este punto el apoyo del cliente. Es esencial que haya una conciencia compartida, ya que una correcta ejecución del servicio, respaldada por las medidas correctoras que el técnico y el responsable del servicio proponen, garantiza una solución eficaz.
Por otro lado, la regulación creciente también se presenta como una oportunidad. La exigencia de un cumplimiento estricto de normativas nos obliga a ser más profesionales y detallistas, lo que, a largo plazo, mejora el nivel de calidad en el sector. Si no fuera por estas regulaciones, muchos de estos servicios no se implantarían. En resumen, entender a fondo el problema y adaptarnos a las normativas, no solo como una obligación, sino como una oportunidad para mejorar, es clave para ofrecer soluciones efectivas y duraderas.
¿Cuáles cree que son los retos más inmediatos para el sector?
En mi opinión, uno de los retos más inmediatos para el sector de la sanidad ambiental, es sin duda la revolución de estos últimos tiempos, la Inteligencia Artificial (IA) y su integración en nuestras operaciones diarias. La IA y las trampas inteligentes están revolucionando el sector, ya que nos permiten ser mucho más eficaces y precisos en la gestión de plagas. Estas tecnologías no solo optimizan el tiempo y los recursos, sino que también abren nuevas puertas a un seguimiento en tiempo real y un análisis predictivo, lo que nos ayuda a adelantarnos a los problemas y tomar decisiones más eficientes.
Es fundamental entender que la IA no es una solución aislada, sino una herramienta de apoyo que nos facilita el trabajo y mejora la calidad del servicio, pero que siempre debe ir acompañada de la supervisión humana. Por ejemplo, las trampas inteligentes permiten monitorear continuamente las instalaciones y generar datos valiosos que nos permiten hacer estudios más profundos, tanto de los servicios que prestamos como del comportamiento de las plagas. Esto también nos da una ventaja a la hora de analizar el mercado y la evolución de las necesidades de nuestros clientes.
El futuro del sector va a estar marcado por la capacidad de integrar la tecnología de forma efectiva, sin perder el toque personal que caracteriza a nuestro trabajo. Vincular la IA, las trampas inteligentes y nuestra experiencia será, sin duda, un reto, pero también una gran oportunidad para seguir avanzando en la eficiencia y la calidad de nuestros servicios.