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TIENES MENOS CEREBRO QUE UN MOSQUITO… ¿Y QUÉ?: HISTORIAS INCREÍBLES DEL MUNDO DE LOS INSECTOS

Fecha: 20-06-2025
BIOLOGÍA

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El hecho de que los insectos (F. Arthropoda, Cl. Insecta) tengan un sistema nervioso relativamente simple y un cerebro aparentemente rudimentario podría hacernos presuponer que su inteligencia (si se les puede atribuir este término) es limitada y, su comportamiento, estereotipado. Pero la realidad de las especies de este grupo taxonómico es que son realmente complejas a nivel comportamental, por no hablar de las bases químicas que sustentan dicho comportamiento. Al margen del dominio que el instinto pueda ejercer sobre este, es incuestionable que la selección natural ha modelado verdaderas maravillas del reino animal en esta exitosa clase de artrópodos.

Para ilustrar este interesante asunto, he seleccionado cinco ejemplos de la historia natural de los insectos que considero muy esclarecedores:

El pulgón vampiro

Es de sobra conocida la relación de beneficio mutuo entre las hormigas (O. Hymenoptera, F. Formicidae) y los pulgones (O. Hemiptera, F. Aphididae). Aquellas, a cambio de la dulce melaza o mielato que excretan los áfidos, subproducto de la digestión de la savia de las plantas para eliminar el exceso de azúcares, les otorgan protección frente a depredadores, parásitos e incluso inclemencias climatológicas. Este tutelaje por parte de las hormigas alcanza grados de sofisticación espectaculares, habiéndose estudiado muchos casos de pastoreo por parte de las hormigas hacia los pulgones, introduciendo en muchos casos los “rebaños” en los hormigueros subterráneos, e incluso protegiéndolos de las lluvias con cobertizos de hojas en algunos bosques tropicales.

No obstante, hace poco más de diez años se descubrió un comportamiento sorprendente en la especie de áfido Paracletus cimiformis en su relación con las hormigas, en este caso del género Tetramorium. Pese a que este pulgón mantiene una relación mutualista aparentemente normal con las hormigas (los individuos redondos), hay otros ejemplares (morfotipo aplanado) que imitan las sustancias químicas emitidas por las larvas de la hormiga en cuestión. De este modo las obreras trasladan a los pulgones aplanados hasta el lugar del hormiguero destinado al almacenamiento y cuidado de las larvas, situación que aprovechan aquellos para alimentarse de la hemolinfa de las indefensas crías mediante el mismo mecanismo de succión que emplean para nutrirse de la savia vegetal.

Las hormigas mafiosas

En este caso las protagonistas son hormigas de la especie Rossomyrmex minuchae. Estos formícidos tienen un comportamiento parásito, realizando asaltos en masa a los nidos de la especie hospedadora Proformica longiseta. Durante estas invasiones, capturan obreras y pupas, que usarán como esclavas en el nido ocupado. La cuestión es que, en la primera invasión, las hormigas hospedadoras luchan para defender el nido, pero la realidad es que las hormigas invasoras son más fuertes y provocan muchas bajas en la colonia parasitada.

Este hecho ha provocado, lo cual ha sido demostrado en estudios de laboratorio, que las hormigas de P. longiseta opten por modificar su comportamiento defensivo cuando ya están conviviendo con la especie parásita, de modo que se muestran pacíficas con ellas para evitar sufrir un número tan elevado de bajas.

Los dialectos de las abejas

Otros de los insectos conocidos por su increíble comportamiento son las abejas sociales (o. Hymenoptera, F. Apidae). En concreto, Apis mellifera o abeja de la miel está muy estudiada por su gran interés como especie útil, beneficiándonos de su deliciosa miel desde épocas prehistóricas (se han registrado pinturas rupestres en las que se representaba el uso de los panales de abejas para la alimentación humana, por no hablar del dominio de la apicultura que ejercían los egipcios y, sobre todo, los romanos).

Dentro de los numerosos estudios sobre abejas de la miel, abundan los dedicados a su comunicación, siendo especialmente llamativas las danzas que realizan las exploradoras para informar al resto de la colonia de aspectos tan precisos como la ubicación exacta de la fuente de alimento (distancia, dirección respecto al sol…) o la calidad del botín. Pero, además, se sabe que, según la raza a la que pertenezcan, pueden presentar variantes dentro de las danzas, lo que podríamos considerar “dialectos” en su sistema de comunicación visual. Vamos a poner el ejemplo de las abejas negras europeas y las amarillas o abejas italianas.

En las abejas negras europeas existen fundamentalmente dos modalidades estructurales de danza: una para indicar fuentes de aprovisionamiento de hasta 100 metros de distancia y otra más allá de los 100 metros. Pero se ha estudiado que la raza amarilla italiana introduce un tercer modelo de danza para señalar distancias que oscilan entre los 10 y los 100 metros. Se trata de una “danza de la hoz”, figura que recuerda el número ocho, en semicírculo, pero manteniendo los otros dos modelos, sirviendo el primero para informar de distancias entre 0 y 10 metros.

Otro dato muy curioso al respecto es que las abejas híbridas que resultan del cruce entre estas dos razas ejecutan uno u otro tipo de danza en función del progenitor al que se “parezcan” más, lo cual se puede establecer por sus marcas oscuras o amarillas.

La oruga embaucadora

Volvemos a hablar de las hormigas, pero esta vez para describir la increíble historia de la larva de una mariposa (O. Lepidoptera, F. Lycaenidae) y su periplo hasta que llega a la fase de imago.

Phengaris rebeli consigue ser adoptada por hormigas del género Myrmica gracias a su “disfraz” químico compuesto por feromonas similares a las de las larvas de las incautas obreras. Una vez dentro de hormiguero, el lepidóptero puede seguir dos estrategias de alimentación en función del clado al que pertenezca dentro de la especie: promover que las obreras la alimenten o, directamente, depredando sobre las hormigas.

Pero otro dato increíble es que, tanto las larvas como las pupas de este lepidóptero, adquieren un alto estatus social en el hormiguero gracias a la acústica. Los sonidos que emiten (larvas y pupas) son muy similares a los empleados por estas hormigas para establecer los niveles sociales, lo que les da la oportunidad a las fases inmaduras de P. rebeli se ser consideradas verdaderas reinas.

La única fase que carece de señales químicas o acústicas para engañar a las hormigas es la mariposa adulta. Esto hace que deba huir como alma que lleva el diablo si no quiere pasar a ser la víctima justo al final de su ciclo vital.

Hembras de mosquito: las reinas de la buena elección

El enorme interés que despiertan los mosquitos (O. Diptera, F. Culicidae) está muy ligado a su rol sanitario relacionado con la transmisión de enfermedades (es el animal que más personas mata, con mucha diferencia) y también con sus molestas picaduras. Este hecho ha propiciado la realización de incontables estudios sobre aspectos variados de su biología, así como de entomología aplicada (estrategias de prevención y control, principalmente).

En este sentido me voy a detener en la complejidad que entraña el sistema del que se valen las hembras adultas para la selección de los focos de cría (en agua estancada, en muchos casos, pero también en terreno cercano al agua o sometido a inundaciones temporales) en los que poner los huevos y asegurar que su descendencia prospere (larvas y pupas).

Está demostrado por diversos estudios que esta selección de las hembras es específica, no aleatoria. Hay claros patrones de comportamiento que muestra una hembra de culícido a la hora de elegir dónde ovipositar, como evitar lugares con competidores o depredadores, tendencia a seleccionar focos con larvas de su misma especie, seleccionar lugares con cantidad adecuada de alimento para las larvas, y testar el agua en función de sus características organolépticas, fisicoquímicas e incluso microbiológicas.

Para ello, las hembras de estos dípteros procesan la información de señales táctiles, gustativas, olfativas y visuales para evaluar las condiciones del lugar, en aspectos tales como el color, la reflectancia, la textura, la humedad, la salinidad, la vegetación circundante, el crecimiento bacteriano, la presencia de hongos, la densidad de larvas y pupas de su especie y la presencia de diversas sustancias químicas. Así mismo, se sabe que este comportamiento también está mediado por señales químicas intra e interespecíficas. La compleja base química que media el proceso de búsqueda del criadero ideal incluye feromonas, kairomonas, sinomonas, alomonas y apneumonas.

Profundizar en el conocimiento de estos procesos, así como en de la selección del hospedador por parte de las hembras de mosquito, nos permite mejorar significativamente las estrategias de prevención y control frente a estos dípteros de interés sanitario.

 

En definitiva, el cerebro de los mosquitos y del resto de los insectos será pequeño, pero queda patente que dota a sus portadores de unas increíbles estrategias de supervivencia de las que tenemos mucho que aprender.

 

 

Bibliografía

Salazar et al. Aggressive mimicry coexists with mutualism in an aphid. Journal of Chemical Ecology. January 27, 2015, vol. 112, no. 4, 1101–1106.

Soler Cruz, Juan José. (2012). Parasitismo. CSIC y Catarata.

Aceña Palomar J. M. (1990). El sistema de comunicación de las abejas. Didáctica. Lengua y Literatura, 2, 19.

Thomas et al (1998). Polymorphic growth in larvae of the butterfly Maculinea rebeli, a social parasite of Myrmica ant colonies"». Proceedings of the Royal Society. 1998 Oct 7, 265(1408):1895–1901.

Mwingira et al. Exploiting the chemical ecology of mosquito oviposition behavior in mosquito surveillance and control: a review. Journal of Vector Ecology. December 2020, vol. 45, Issue 2, 155-179.

 

Blog facilitado por: Agustín Cordobés (Biólogo y Delegado de Lokímica en Madrid)

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