La cocina: un ecosistema ideal para multitud de plagas.
Los factores que regulan de forma natural las poblaciones animales dentro de un determinado ecosistema son principalmente dos: el potencial biótico de la especie y la resistencia del medio. El potencial biótico (P) se puede definir como la habilidad de una especie para multiplicarse sin que exista fuerza contraria alguna que lo impida. Depende de factores como el número de individuos, número de descendientes, proporción de sexos y número de generaciones. La resistencia del medio (R) son todos aquellos factores que contribuyen a disminuir y limitar la multiplicación y desarrollo de una determinada especie, son por ejemplo, escasez de alimentos, condiciones ambientales desfavorables, presencia de depredadores, etc. Teniendo en cuenta los conceptos anteriores, introducimos uno nuevo, la abundancia de una especie (A), que viene determinada por el cociente entre el potencial biótico y la resistencia del medio, A = P/R, a la vista de esta sencilla expresión matemática podemos deducir fácilmente que cuando R disminuye mucho, es decir, cuando existe poca resistencia al desarrollo y multiplicación de una especie, el valor de A se hace grande y la balanza se inclina a favor del animal, apareciendo el fenómeno PLAGA.
Lo que hemos comentado hasta el momento se da en zonas naturales como bosques y entornos forestales, selvas, etc. y también en ecosistemas modificados por el hombre, como campos de cultivo, parques y jardines, viveros, invernaderos, etc. Ahora trasladémonos a la cocina de algún restaurante, geriátrico, hospital, colegio o catering, y vamos a imaginarla como un posible ecosistema donde algunas especies, como cucarachas, moscas o roedores pueden existir, desarrollarse y completar sus ciclos biológicos. Para hacernos una idea vamos a dar unas pinceladas sobre estas especies, que en general, son las más frecuentes en el ecosistema cocina. La cucaracha alemana (Blattela germanica), es la especie de cucaracha más frecuente en las cocinas, cada hembra puede producir a lo largo de su vida entre 4 y 8 ootecas y cada ooteca puede contener aproximadamente 35 huevos, si a esto le unimos que esta especie transporta la ooteca hasta el momento de la eclosión de los huevos, otorgándoles mayor protección y por lo tanto mayores posibilidades de supervivencia, nos podemos hacer una idea rápida del potencial biótico de esta especie (una sola hembra puede dar lugar a más de 200 ninfas durante su vida !!¡¡). Cada hembra de mosca común (Musca domestica), puede poner a lo largo de su vida entre 120 y 150 huevos. La hembra de un ratón común (Mus musculus) tiene de promedio entre 7 y 8 camadas durante su vida, pariendo en cada una entre 4 y 16 ejemplares. La rata gris (Rattus norvegicus) puede tener unas 4 camadas en su vida y en cada una da a luz a unos 8 individuos.
Haciendo un análisis rápido de los datos aportados anteriormente, deducimos inmediatamente que las especies animales que en un momento determinado pueden habitar el ecosistema cocina, presentan un alto potencial biótico. Ahora, pensemos por un momento las condiciones que se dan en las cocinas donde desarrollan sus ciclos estas especies; ausencia de depredadores, condiciones ambientales muy favorables (temperaturas cálidas estables durante todo el año), estabilidad en la presencia y abundancia de alimentos y agua, infinidad de refugios donde poder anidar y hacer la puesta. Vemos que las especies que habitan las cocinas están sometidas una presión ambiental prácticamente nula, es decir, la resistencia del medio que se encuentra en el ecosistema cocina es casi inexistente. Recordando la expresión comentada con anterioridad (A = P/R), observamos claramente como el resultado se inclina definitivamente a favor de la especie y la aparición del fenómeno plaga es inevitable. Sin embargo, no todo está perdido, podemos poner en práctica algunas medidas que podrían actuar como resistencia del medio, es decir, conociendo la biología y el comportamiento de estas especies, podemos aplicar ciertas medidas que van a limitar el desarrollo y multiplicación de esos animales limitando sus poblaciones y manteniéndolas dentro de unos umbrales de tolerancia. Se resumen a continuación.
Actuar sobre las condiciones estructurales: manteniendo las instalaciones en buen estado de conservación evitando proporcionar a las plagas refugio y zonas para anidar, reproducirse y poner huevos. Reparar azulejos levantados, sellar uniones suelo pared, tapar grietas, arquetas y sumideros bien protegidos, etc. Las plagas pueden pasarse la vida en las grietas, por ejemplo en las juntas de dilatación de los suelos, en las uniones piso-pared o en los bordes de paneles o materiales de láminas. Una buena estrategia de prevención es limpiar las grietas lo mejor posible y rellenarlas con un sellador. Tanto la estructura como el sistema de desagüe de los sumideros, además de facilitar la limpieza y desinfección, deberán evitar tanto su desbordamiento como el estancamiento de líquidos y en ningún momento ser una posible vía de acceso de plagas, para ello deben disponer de rejillas de metal. Actuar sobre las condiciones higiénico-sanitarias: mantener un exhaustivo plan de limpieza y gestión de residuos, para evitar que dispongan de alimentos y líquidos. Los subproductos derivados del procesamiento pueden convertirse rápidamente en un punto crítico para el control de plagas si se encuentran en recipientes abiertos, o se acumulan en áreas de desechos y no se gestionan adecuadamente. Los cubos de basuras deberán estar siempre tapados y una vez vaciados deberán limpiarse y desinfectarse convenientemente. Es necesario mantener además el área de basuras en buenas condiciones de limpieza e impedir la acumulación de basuras y residuos. Evitar las zonas de humedad o encharcamiento de agua o líquidos. Actuar sobre el almacenamiento de productos, mercancía y equipamiento: Los derrames de producción, los equipos que no se utilizan, los restos de vegetación u otros residuos almacenados son excelentes refugios para insectos y roedores. Mantener el orden y evitar los derrames de productos mejorará el control de plagas. Sin olvidar ningún área, por ejemplo el techo, que si no está limpio puede ser un atractivo refugio para muchas plagas de insectos y roedores.
Así pues, como vemos, aunque las plagas gozan en las cocinas de unas condiciones que les garantiza el éxito, ya que no tienen ningún obstáculo que se oponga a su desarrollo y multiplicación, sin embargo, si ponemos en práctica una serie de medidas de tipo higiénico-estructural podemos limitar la disponibilidad de varios elementos clave para su supervivencia: alimento, líquidos y refugio, de esta forma, es posible que no eliminemos el problema del todo, pero si vamos a ganar tiempo para evitar que se extiendan rápida y descontroladamente. La cocina es un ECOSISTEMA propicio para las plagas al poder dar a éstas, rienda suelta a todo su potencial biótico, pero con algunas sencillas medidas podemos actuar como resistencia del medio limitando esta expansión, no se puede bajar la guardia, es necesario estar atentos permanentemente.
Blog facilitado por: Andrés Ramírez Mora. Ingeniero Técnico Agrícola – Phs Serkonten
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